No es fácil definir el talento. ¿En qué consiste? ¿Cómo se manifiesta? Por decir algo para comenzar el debate: el talento es el valor diferencial por excelencia, pero es muy difícil definir ese valor diferencial. Podríamos decir que consiste en un conjunto de capacidades del ser humano, quien los pone en práctica para su propio bienestar o en bien de otros.
A lo largo de su vida, toda persona adquiere experiencia para el desarrollo de sus aptitudes, y por ello «el talento humano es la capacidad para desempeñar o ejercer una actividad. Se puede considerar como un potencial. Lo es en el sentido de que una persona dispone de una serie de características o aptitudes que pueden llegar a desarrollarse en función de diversas variables que se pueda llegar encontrar en su desempeño» (Ribero Bernal, 2010).
Siguiendo ese punto de vista, se hace un hincapié en las aptitudes que pueden ser desarrolladas, a lo cual somos susceptibles y cambiantes de manera negativa o positiva. El ser humano es por naturaleza un ser de costumbres y de vivir en sociedad.
Ahora bien, ¿el talento puede ser diferente? Es decir, ¿hay clases de talento?iii El afamado psicólogo estadounidense Sternberg sostiene que sí, y de manera breve y concisa los clasifica:
Analíticos, que se caracterizan por la gran capacidad de planificación.
Creativos, muy dotados para la generación de nuevos planteamientos y altamente capacitados para sintetizar de forma integrada la información.
Prácticos, que destacan por su gran habilidad en el mundo.
Esta pequeña clasificación nos lleva a debatir sobre el entrenamiento y desarrollo de los talentos humanos. ¿Es posible conjuntar tantas características y habilidades en una organización? De ser posible, el talento se convierte en la fuente de trabajo del llamado “capital humano”.
La importancia del talento humano radica en que éste es el mayor potencial activo de toda la organización, ya que posee habilidades y características que le dan vida, movimiento y acción a la misma, que el gerente debe procurar lograr la correcta administración mediante la utilización de herramientas, modelos y técnicas para gestionar y potenciar las competencias de los empleados, facilitando e intermediando el aprendizaje participativo, la creatividad, la innovación, el liderazgo, la adaptabilidad, la flexibilidad, la motivación, el trabajo en equipo, la efectividad, el buen clima organizacional, el desarrollo de una buena filosofía y la administración de personal, y contribuir con esto al éxito de una organización competente de forma continua (Chiavenatto, 2008).
Por ello, uno de los grandes problemas en toda organización es saber detectar el talento de sus componentes. La finalidad de la detección del talento es llevar la calidad de los procesos de productividad de la empresa, aumentar el conocimiento y lograr los objetivos planteados. Es, quizá, la tarea más difícil.